Psic. Anaís Barrios


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Parto respetado: mi decisión, mi cuerpo, mi bebé (entrevista a la Dra. Heydy Corro)


emabarazada

Nos encontramos en la Semana Mundial del Parto Respetado y no podía dejar de hablarles de ello. Desde hace unos 8 meses, desde que me enteré que estoy embarazada y comencé a prepararme para ello, el parto respetado se ha vuelto una especie de obsesión. He estado sorprendida por todas las historias y todos los aprendizajes que he recibido sobre el embarazo, el cuerpo humano, el trabajo de parto, el papel de la pareja, los derechos de la parturienta y los del niño por nacer. Lo que más me impresiona es saber que existe un número alto de mujeres que paren sin conocer el poder que tienen para hacerlo y cómo podrían aprovecharlo para tener un parto menos doloroso y más digno.

Otro punto que me impresiona es la cantidad de mujeres en proceso de parto que son sometidas a malos tratos por parte de las instituciones y el personal médico. Todo ello, a pesar de que en Venezuela contamos con la Ley Orgánica por el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, donde se clasifica a la violencia obstétrica y la esterilización forzada como un delito.

A fin de celebrar la Semana Mundial del Parto Respetado, con su lema de este año «mi decisión, mi cuerpo, mi bebé», y de compartir un poco de lo que he aprendido, dejo con ustedes una entrevista que me ofreció muy amablemente la Dra. Heydy Corro, quien para mi fortuna es la especialista que ha estado monitoreando el curso de mi embarazo y que me acompañará el día de la llegada de mi hija Andrea Sofía.

Antes, es necesario presentar de manera un poquito más formal a la Dra. Heydy Corro, pero creo que es mejor hacerlo a través de sus propias palabras:

Médico egresada de la Universidad de Carabobo en el año 1996. Taller de parto natural en el año 1999. Gineco obstetra egresada de la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera en el año 2001. Esposa y madre de 2 hijos, uno a través de parto natural y el otro por cesárea. Hija de Haydee, madre de 6 hijos, todos paridos (y la primera en podálico); nieta de Ña Ramona, madre de 8 hijos, todos paridos. Laboro en la Maternidad y Centro Pediátrico Santa María, donde funciona la segunda Sala de Parto Natural del estado Carabobo, y estoy benditamente condenada a hacer lo que me gusta.

Anaís Barrios: Desde su experiencia profesional, ¿qué diferencia al parto medicalizado del parto natural respetado?

Heydy Corro: Ante todo, mis sinceras felicitaciones por tan linda iniciativa que segura estoy servirá de ayuda a muchas mujeres, que buscan vivir esa experiencia maravillosa de poder parir y, casi siempre por desconocimiento, no pueden lograr ese sueño… 

Parto medicalizado es aquel donde se interviene de manera innecesaria, ya sea con el uso de medicamentos (oxitocina), tactos a cada rato, monitoreos exagerados y constantes, sin patologías que lo ameriten, uso de epidural, etc., casi siempre con el propósito de apresurar el nacimiento, para conveniencia del personal asistencial o de la propia paciente. 

Parto natural respetado, como su nombre lo indica, es aquel parto donde no se le quita el indiscutible protagonismo a la madre y al bebé, respetando la fisiología del mismo, los tiempos, los deseos y necesidades de la madre; la intimidad que supone traer un bebé al mundo; ser lo menos invasivo posible. Los padres eligen cómo realizar el trabajo de parto, qué posiciones adquirir, partiendo del hecho de que lo más cómodo es también lo más fisiológico, para llegar finalmente al momento del nacimiento y, no conforme con eso, respetar también los derechos del bebé acabado de nacer: permitirle el contacto con las personas que más lo aman en este mundo después de Dios, que las primeras palabras que escuchen sus oídos sean “bienvenido”, “te amamos”, “Dios te bendiga”… Y que reciba la lactancia materna, obviamente si está en condiciones de hacerlo, que es casi siempre, para pasarlo luego a manos de su pediatra.

Debe quedar claro que parto respetado no es sinónimo de no intervenido. Muchas veces es necesaria la intervención médica con maniobras, tactos para ayudar a una dilatación estacionaria, uso de oxitocina para regularizar una dinámica uterina… El punto está en usarla cuando sea realmente necesario.

AB: Siendo una minoría los profesionales venezolanos que apuestan por un parto más respetuoso para la madre y el bebé, ¿cómo llegó usted al parto natural respetado?

HC: Con tristeza recuerdo, durante mi postgrado, a muchas pacientes que les tocaba parir en instituciones públicas, con caras de desolación, miedo, abandono, desespero, ira. Con sus miradas pedían ayuda, un trato digno… Y, con el transcurrir del tiempo, fui adquiriendo experiencia y me di cuenta de que con tan solo llamarlas por su nombre y no por el número de cama, con hablarles un poco, pasarles una mano por la cabeza, una pequeña caricia en su panza, se daban cambios radicales, tanto en su comportamiento en el trabajo de parto como en el expulsivo y en la actitud del niño al nacer…

En una ocasión en el suplemento medico leí un artículo sobre parto en agua, de la Dra. Damary Cardeñosa, pionera en partos respetados en el estado Carabobo y acudí a ella, quien me orientó y me alentó a crear un grupo para sensibilizar al personal médico. Encontré lo que hasta entonces no sabía que estaba buscando. Me dio nombres de verdaderos y reconocidos maestros y, como en casa me enseñaron que los sueños no te persiguen a ti, me dediqué a la tarea de organizar el 1er Taller de Parto Natural en el estado Carabobo, de la mano de maestros de la talla de Eva Gundberg, Damary Cardeñosa, Nury Flores, Dr. Arcay, Beatriz de Berrocal, entre otros.

AB: ¿Cómo visualiza el futuro del parto natural respetado en Venezuela? ¿Qué logros faltan alcanzar en este campo?

HC: Vamos a paso lento pero seguro; nadie dijo que era fácil. Somos actualmente muy pocos… Pero estamos haciendo un trabajo de hormiguita, arduo, cansón, sacrificado, poco valorado. Somos criticados muy fuertemente, sobre todo por nuestros colegas, a quienes hasta me ha tocado oírles decir que somos los médicos de la prehistoria…

Pero Dios no se equivoca; nos hizo mamíferos y los mamíferos paren, no ponen huevos… por allí entran, por allí deben salir. El útero se conecta con la vagina no solo para que salga el fluido menstrual. Es perfecto nuestro diseño; parir es natural, es poder, es dar vida, es aprender, es reivindicarse, es emponderarse… Visualizo un futuro prometedor, pues cada mujer que ha concientizado su parto independientemente de quien se lo haya atendido es la encargada de promocionarlo, promoverlo, publicitarlo, reclamarlo: «el parto es nuestro; que nos lo devuelvan«.

Logros: sensibilizar, sensibilizar y sensibilizar; lo demás vendrá solo. Desde las escuelas, los medios de comunicación, facultades de medicina, enfermería, etc.

AB: ¿Podría mencionarnos algunos procedimientos médicos rutinarios que pueden entrar dentro del marco de la violencia obstétrica?

HC: Uso de oxitócicos de forma indebida y sin el consentimiento de la paciente, uso de enemas rutinarios sin aprobación de la paciente, exploraciones genitales repetidas, amniorexis de rutina, obligar a la paciente a permanecer en decúbito, prohibición absoluta de la vía oral, no permitir libertad de movimiento, maltrato verbal, cesáreas injustificadas, no permitir el apego precoz y no promover la lactancia inmediata en un bebé sano.

AB: En el terreno del parto respetado se habla de combatir la violencia obstétrica, ¿qué tan realista es aspirar a la eliminación de esta forma de violencia cuando es tan poco el personal médico sensibilizado con este tema y tan alta la demanda en mujeres embarazadas?

HC: Aspirar nunca ha sido malo… Pero, ubicándonos en nuestra realidad, con esta escasez de hospitales, que además están abarrotados de parturientas, es prácticamente imposible solicitarles al personal que no sean partos medicalizados, ya que de una u otra forma esto acelera el trabajo de parto de tal manera que acorta la estancia en la sala de preparto y al mismo tiempo, provee una cama más para una nueva paciente. Pero nada cuesta dar un trato más humano a esas mujeres que se encuentran en una de las labores más sagradas de la naturaleza, como es dar vida… Y si las educamos bien en las consultas prenatales, quizás podrán llegar con dilataciones avanzadas. También pudiéramos permitir la entrada a voluntarias, doulas o facilitadoras de nacimiento, que podrían brindarle compañía en su trabajo de parto o sencillamente en nuestra guardia, médico, estudiante, camarera o enfermera, tomarse unos segundos para un pequeño contacto físico o visual, que estoy segura ellas recordarán y agradecerán por siempre. Volvemos a lo mismo: sensibilizar.

AB: ¿El parto respetado podría favorecer formas de crianza menos violentas?

HC: Definitivamente… «para cambiar al mundo, hay que cambiar la forma de nacer» (Michel Odent). Ese primer sentimiento, al llegar a este mundo luego del nacimiento, deja una impronta. Estoy plenamente convencida de que el bebé debe sentir amor de forma inmediata, inclusive si nace comprometido; aunque sea solo unos segundos, debe percibir el amor de sus padres a través de un beso, un roce o unas palabras, que le hagan sentir bienvenido.

Con todo respeto para mis colegas pediatras, no es lo mismo fijar este recuerdo, que el de una sonda a través de tu boca, garganta y nariz, o el de un termómetro en el recto, o el de un pinchazo con la vitamina k en una pierna, o el de una mano luchando con tu ojo para aplicar unas gotitas… todos procedimientos completamente necesarios, pero que pueden realizarse después de hacerlos sentir amados y esperados.

AB: ¿Qué beneficios traería el comenzar a hablar en las escuelas de parto respetado dentro de los programas de educación sexual?

Todo lo que tenga que ver con educación es bueno y necesario, y no puede dar más frutos que el beneficio. Volver a lo natural es la premisa.

AB: ¿Qué opina de los cursos de psicoprofilaxis dirigidos a padres? 

HC: Ojalá existieran más escuelas, incluso auspiciadas por el gobierno. Considero que estos cursos deberían ser obligatorios e inclusive gratuitos para las clases más desfavorecidas. Estoy segura de que disminuirían las complicaciones y les daría la oportunidad a más bebes de nacer libres de violencia, lo cual repercutiría en una sociedad más sana.

AB: Desde su experiencia, ¿qué condiciones ambientales, sociales, clínicas, emocionales y físicas hacen posible que una mujer pueda disfrutar de un parto natural respetado?

HC: «Parir es poder«; es la culminación del acto sexual, por tanto solo necesitas intimidad, seguridad y confianza.

AB: Finalmente, ¿podría compartir una experiencia profesional o personal que ilustre lo que es el parto respetado?

HC: Son muchas, a Dios gracias. Pero hay una en particular que marcó mis inicios, cuando le di parto a una mujer con cesárea anterior, que según había sido realizada por estrechez pélvica. Pero a ella le llamaba la atención que su médico anterior nunca la tactó, por tanto tenía sus dudas con respecto a la estrechez… Y decide controlar este nuevo embarazo con mi persona, el cual transcurre de forma favorable. Realizó su curso prenatal, donde obtuvo las herramientas y el saber. Llegado el momento, entregó su cuerpo al proceso dejándolo fluir; pasó su trabajo de parto caminando, balanceando sus caderas y emitiendo sonidos de mantras, en compañía de su esposo, doula y bajo mis ojos expectantes, que vivían y acompañaban el proceso, hasta que sintió la llegada de su bebé y me dijo: Heydy, estoy lista. Y al colocarse en posición ya asomaban los cabellos de esa niña tan esperada… De los ojos de su padre brotaban lágrimas de felicidad y, al terminar de salir y abrazar a su niña, sus primeras palabras fueron: Sal y dile al mundo que parí.

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Con esta gran historia que nos comparte la Dra. Heydy termino este artículo, esperando que algo de lo expuesto aquí haya sido de su provecho y que les haya surgido el interés de saber más sobre el parto respetado y sobre nuestro derecho como padres a vivirlo y exigirlo.

Aquí les dejo este enlace sobre la Declaración de Fortaleza: recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre el Nacimiento.

Si eres madre o padre, comparte con nosotros tu experiencia de parto en los comentarios.


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Palabra afectiva: la nana en el desarrollo del niño


babé arullo

«En palabras fui engendrado y parido, y con palabras me amamantó mi madre. Nada me dio sin palabras.»

José Manuel Briceño.

En el pasado, tuve la oportunidad de leer y escuchar que la nana o canción de cuna representaba el primer contacto del niño con la poesía. En esencia, se podría decir que la nana forma parte de los primeros contactos del niño con la palabra. Y la palabra no es más que ese maravilloso instrumento del que nos apropiamos progresivamente para nombrarnos a nosotros mismos y nombrar al mundo. ¿Qué seríamos sin las palabras?

La nana no sólo es palabra poética, es sobre todo palabra afectiva. Es en esto último donde se condensa su mayor poder y es precisamente de ello de lo que les quiero hablar en esta ocasión.

Resulta que hace poco tuve la oportunidad de crear un encuentro con madres y padres gestantes para hablar sobre los beneficios socioafectivos de la nana y el arrullo en el desarrollo del niño. Para ese encuentro preparé una breve información sobre la nana que hoy quiero compartir con ustedes. Mi ilusión es animarlos a cantarles nanas a sus hijos como una forma de consolidar el vínculo afectivo y al mismo tiempo de alimentar amorosamente el desarrollo psicológico de los mismos. Aquí les dejo lo que conversamos el día del encuentro.

¿Qué es una nana?

Es una canción popular, producto de nuestra tradición oral, que está destinada a calmar, arrullar o dormir al niño. La nana existe desde hace cientos de años y se ha venido transmitiendo de generación a generación. En todos los continentes del mundo hay nanas ancestrales que conservan temas en común y que tienen el mismo fin. En la actualidad, contamos con un sinfín de nanas antiguas y modernas para consolar y consentir a nuestros hijos.

Características de la nana

  • Es una canción breve, elaborada en lenguaje sencillo, sin dejar de ser poético, donde se nombra la vida cotidiana del niño: papá, mamá, hermanos, abuelos, teta, leche, cuna, sueño…
  • Ella representa la unión de voz, canto y movimiento de arrullo o balanceo que tanto disfruta y conforta al niño.
  • Su ritmo y cadencia suelen ser monótonos y repetitivos, simulando los latidos del corazón, a los cuales el niño está acostumbrado desde su estancia en el vientre materno.

Función de la nana

  • Está dirigida a que el niño concilie el sueño, se calme o se entretenga durante alguna actividad cotidiana.
  • Brinda protección, seguridad, calma y sobre todo amor. El movimiento de arrullo junto al ritmo que la compone hace que la nana sea un recurso afectivo y efectivo.

Beneficios emocionales y cognitivos de la nana

  • El arrullador cumple un importante papel en el desarrollo del niño, pues no sólo canta y se balancea para calmar, dormir o consentir al niño, sino que hace sentir su presencia, enviándole a éste el mensaje de «estoy disponible para ti», «eres importante».
  • La nana facilita el contexto perfecto para que tenga lugar aquello que en psicología llamamos la mirada especular. Esta se refiere al reflejo del niño en los ojos de la madre o del padre y a la fascinación del mismo con la imagen que los ojos le devuelven. Si los ojos de los padres transmiten admiración, enamoramiento y amor el niño será dotado de estas sensaciones que luego las reconocerá como parte de sí mismo y tendrán peso en el desarrollo de su identidad.
  • Aunque el niño no entiende nuestra canción va haciendo un registro de palabras y experiencias afectivas que serán pilares en la construcción de su Yo, autoestima y confianza en el mundo.
  • La nana desarrolla el vocabulario del niño y al ser el primer contacto con la palabra poética puede convertirse en un gran estímulo para que el niño desarrolle una relación amorosa y placentera con la lectura y los libros.

Recomendaciones para cantar una nana

  • Ajusta la voz y prepara el cuerpo. Canta bajito y cerquita, facilita el contacto de miradas y emplea los brazos como sostén, refugio y contención.
  • Debes estar relajado y en calma. Una nana no tendrá efecto si es es cantada con rabia, desesperación, miedo o ansiedad.
  • Observa la respuesta de tu hijo para que sepas cuál es su frase o pasaje favorito. Ése es el que repetirás cuando tu hijo lo pida o necesite.
  • Anímate a escribir y crear una nana para tu hijo. Usa como base la melodía de una nana conocida y sobre ella agrega el tema que más te inspire. Puedes incluir el nombre de tu hijo en la canción creada. Imagínate el aporte adicional que tendrá para tu hijo el saber que fue creada una nana exclusivamente para él.

Como ven, lucen maravillosos los efectos que la nana puede tener sobre el niño y la relación entre madre, padre e hijo. Falta que se atrevan a probarlos y experimentarlos.

Para terminar, ¿recuerdan alguna nana o canción de cuna que les fue cantada durante su infancia? Compartan en los comentarios.